Las empresas son la columna vertebral de la economía, ya que generan empleo, innovan y ayudan al desarrollo económico. Sin embargo, no todas las empresas operan bajo las mismas condiciones o normas, y es importante conocer las diferencias entre una empresa formal y una empresa informal.
Este aspecto afecta su capacidad para crecer, acceder a financiamiento y cumplir con las leyes fiscales y laborales. Además, influye directamente en los derechos y beneficios de los empleados, y en la estabilidad y desarrollo de los negocios.
Por eso, en este artículo vamos a abordar las diferencias entre ambos tipos de empresas, destacando sus características, ventajas, desventajas y cómo afectan el desarrollo económico de un país.
Una empresa formal es aquella que opera bajo el marco legal y cumple con todas las normativas establecidas por las autoridades pertinentes.
Esto quiere decir que está registrada ante las instituciones gubernamentales correspondientes, como el Servicio de Administración Tributaria (SAT) en México y tiene los permisos necesarios para llevar a cabo sus actividades.
Entre las características que destacan dentro de este tipo de empresa, se encuentran:
Una empresa informal se caracteriza por operar fuera del marco legal establecido por las autoridades. Es decir, no están registradas ni cumplen con las obligaciones laborales, fiscales y administrativas que se requieren.
Estos corporativos suelen surgir por la necesidad de generar ingresos rápidos y evitar los costos o gastos asociados con la formalización.
Las empresas informales se caracterizan principalmente por lo siguiente:
Las empresas informales representan una parte significativa de la economía en muchos países, especialmente en aquellos menos desarrollados.
Si bien ofrecen flexibilidad y oferta de empleo, esto también representa un riesgo, como la falta de estabilidad laboral y la nula recaudación fiscal para programas sociales o infraestructura.
Las empresas formales informales se distinguen principalmente por su relación con el marco legal, su impacto en la economía y los beneficios sociales que otorgan a empleados y clientes.
Veamos las principales diferencias:
Las empresas formales cumplen con las legislaciones vigentes y están dadas de alta ante las autoridades fiscales, teniendo permisos para operar; en cambio, las informales operan sin registro oficial y fuera del marco legal establecido, por lo que no pueden emitir facturas ni funcionar adecuadamente.
Una de las principales diferencias entre ambos tipos de empresas radica en el cumplimiento fiscal.
Las empresas formales están obligadas a declarar impuestos, emitir comprobantes fiscales y llevar una contabilidad estructurada.
Por el contrario, las empresas informales evaden estos procesos, pudiendo reducir costos, pero también quedando fuera de beneficios fiscales.
Una empresa formal garantiza prestaciones clave a sus empleados, como seguro social, vacaciones y cumplir con el derecho laboral.
Esto otorga una mayor estabilidad y seguridad, lo que no ocurre en una empresa informal, donde estas prestaciones suelen ser inexistentes, dejando a los colaboradores en una situación vulnerable y afectando su comodidad y productividad.
Otra diferencia crucial es que las empresas formales tienen acceso a diversas fuentes de financiamiento, como créditos bancarios, inversionistas, etc., lo cual marca una diferencia en el crecimiento y sostenibilidad de su negocio.
Contrario a esto, una empresa informal pierde este derecho porque, al no estar registrada, no puede aprovechar estas oportunidades, lo que limita su desarrollo.
Una empresa formal genera confianza entre sus clientes, proveedores y socios comerciales gracias a su transparencia y cumplimiento con las normas.
Por otro lado, las empresas informales suelen ser vistas con recelo, lo que puede dificultar la creación de alianzas estratégicas y la fidelización de clientes.
El marco legal y el acceso a recursos permiten a las empresas formales planificar y ejecutar estrategias de crecimiento a largo plazo, pudiendo llegar a nuevos mercados de manera más sencilla y ágil.
En contraste, las empresas informales, al carecer de estructura y recursos, enfrentan mayores barreras para escalar sus operaciones y competir en mercados más amplios, pues no pueden tampoco cumplir con los marcos legales de otros países y, por tanto, no crecen.
Pasar de una empresa informal a una empresa formal puede parecer un proceso complicado, pero siguiendo los pasos correctos, se puede conseguir y aprovechar todos los beneficios que ofrece este tipo de negocio.
Veamos cómo hacerlo:
Lo primero es determinar qué tipo de entidad legal será más adecuada para tu empresa. Algunas de las opciones más comunes son:
Dependiendo de lo que elijas, tienes que consultar con un contador o abogado especializado para definir la estructura más conveniente.
Tienes que obtener tu Registro Federal de Contribuyentes (RFC) en el SAT. De esta forma, ya podrás pagar impuestos y emitir facturas de manera legal. Para obtener tu RFC, necesitarás:
Si tienes empleados o planeas contratarlos, es muy importante que tu empresa quede registrada ante el IMSS; ya que solo así podrás cumplir con las obligaciones laborales y ofrecer prestaciones de salud, que son tan importantes para el bienestar de tu plantilla y crecimiento de tu organización.
Dependiendo del giro de tu negocio, puede requerirse que obtengas permisos específicos para operar dentro del marco legal, por ejemplo:
Tienes que estar al tanto y consultar con las autoridades locales o estatales para poder cumplir con lo que se necesita y no recibir multas o sanciones.
Para tener una empresa formal, es necesario separar las finanzas personales de las de negocio.
Tienes que abrir una cuenta bancaria corporativa, pues esto te permitirá recibir pagos de clientes y realizar transacciones de manera profesional.
Además, ten en cuenta que muchas entidades bancarias ofrecen productos financieros como créditos o líneas de financiamiento para empresas.
Es importante llevar un control adecuado y preciso de tus ingresos y egresos, por lo que es recomendable contar con un experto o tener las herramientas financieras adecuadas para registrar todos los movimientos, emitir facturas, deducir gastos, etc.
Tienes que asegurarte de que este sistema o plataforma cumpla con las normativas fiscales del SAT.
Cuando hayas hecho todo lo anterior para tener una empresa formal, tienes que cumplir con las obligaciones fiscales y laborales correspondientes, lo que incluye:
Es fundamental que sigas todos estos pasos para evitar sanciones y asegurar que tu negocio opere legalmente.
Si ya formas parte de las empresas formales o quieres dar el paso, es muy importante que cuentes con las herramientas financieras necesarias, como la plataforma de Empresarial Edenred.
A través de ella, puedes llevar un control total de los movimientos que se realizan, administrar pagos y recursos, y deducir y comprobar los gastos por medio de una plataforma web innovadora e intuitiva.
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