
Tabla de Contenido:
Los amortiguadores son uno de los elementos más importantes del sistema de suspensión de las unidades, y para las empresas que cuentan con flotilla vehicular es necesario conocer sobre su funcionamiento y estado de vida.
Este elemento aumenta la seguridad y la comodidad al conducir y, por ello, en este artículo vamos a explorar todo lo que se tiene que saber sobre los amortiguadores, como cuál es su función, cómo pueden afectar el rendimiento de los frenos y su tiempo de vida.
¿Qué son los amortiguadores?
Los amortiguadores son un componente fundamental del sistema de suspensión de un automóvil. Su función principal es controlar el movimiento de las ruedas y la carrocería, absorbiendo el impacto generado por las irregularidades del camino.
Gracias a ellos, el vehículo mantiene una conducción estable, segura y cómoda, incluso en terrenos difíciles. Cuando un auto se desplaza, enfrenta diferentes condiciones del camino, como baches, curvas y frenadas.
Sin amortiguadores, las ruedas perderían contacto con el suelo con mayor facilidad, lo que afectaría el control del conductor y comprometería la seguridad. Es por ello que estos dispositivos no solo aportan confort, sino que también juegan un papel crucial en la estabilidad y maniobrabilidad del vehículo.
Su importancia radica en tres aspectos fundamentales:
- Seguridad: permiten que las llantas se mantengan en contacto con la carretera, mejorando el agarre y la respuesta en frenadas y curvas.
- Confort: absorben las vibraciones y los impactos del camino, evitando que se transmitan al interior del vehículo.
- Durabilidad: protegen otros componentes del auto, como los neumáticos y la suspensión, evitando un desgaste prematuro.
Cuáles son las funciones de los amortiguadores
Los amortiguadores desempeñan un papel clave en la estabilidad y seguridad de un vehículo. Aunque su función más conocida es absorber impactos para hacer la conducción más cómoda, su influencia va mucho más allá.
Vamos a conocer de forma más detallada cuáles son las funciones principales y por qué se convierten en un componente clave para un manejo seguro y eficiente.
Absorber impactos y vibraciones
Cada vez que el vehículo pasa por un bache, una curva o una superficie irregular, los amortiguadores disipan la energía del impacto evitando que las oscilaciones sean excesivas.
Esto mejora el confort de los pasajeros y reduce el desgaste en otros componentes del vehículo.
Mantener el contacto de las llantas con el suelo
Uno de los aspectos más importantes de la seguridad al conducir es que las llantas se mantengan en contacto constante con la carretera.
Sin amortiguadores en buen estado, las ruedas pueden rebotar y perder adherencia, aumentando el riesgo de derrapes o pérdida de control en curvas y frenadas bruscas.
Mejorar la estabilidad y el control del vehículo
Los amortiguadores reducen la inclinación y el balanceo de la carrocería, especialmente en maniobras como giros rápidos o frenadas de emergencia.
Esto es esencial para garantizar una conducción estable y segura en cualquier tipo de carretera.
Optimizar la eficiencia del frenado
Cuando los amortiguadores están desgastados, el peso del vehículo no se distribuye correctamente al frenar, lo que puede aumentar la distancia de frenado.
Un sistema de amortiguación en buen estado permite que el vehículo responda mejor ante una frenada repentina, reduciendo el riesgo de accidentes.
Proteger la suspensión y otros componentes
El sistema de suspensión, los neumáticos y otros elementos mecánicos sufren menos desgaste cuando los amortiguadores funcionan correctamente, prolongando la vida útil de varias partes del vehículo y evitando reparaciones costosas a largo plazo.
Tipos de amortiguadores
Los amortiguadores se pueden clasificar en distintas categorías, dependiendo del tipo de compuesto interno y de las características de su funcionamiento.
Es importante para los administradores de flota comprender estos tipos para elegir el sistema de suspensión adecuado según el vehículo y las condiciones de conducción.
Clasificación según la composición interna
El compuesto interno de los amortiguadores influye directamente en su rendimiento, respuesta y eficiencia en la absorción de impactos. Los principales tipos son:
Amortiguadores de gas
Utilizan una combinación de aceite y gas (generalmente nitrógeno) a alta presión. Su función principal es reducir la formación de burbujas de aire en el aceite, lo que evita la pérdida de eficiencia en terrenos exigentes o a altas velocidades.
Características principales:
- Mayor estabilidad y control en curvas.
- Respuesta rápida ante cambios bruscos en la conducción.
- Ideales para vehículos deportivos y de alto rendimiento.
Amortiguadores reológicos
Este tipo de amortiguador contiene un fluido especial con partículas metálicas que reaccionan ante una corriente eléctrica. Cuando se aplica esta corriente, el fluido cambia su viscosidad y ajusta la firmeza de la suspensión en tiempo real.
Características principales
- Ajuste inmediato de la suspensión según las condiciones del camino.
- Mejor capacidad de absorción en terrenos irregulares.
- Utilizados en vehículos de lujo y de alta tecnología.
Clasificación según las características de funcionamiento
Además de su composición interna, los amortiguadores se diferencian según su diseño y la manera en que gestionan la absorción de impactos.
Amortiguadores hidráulicos
Son los más comunes en vehículos de uso diario. Funcionan mediante un pistón dentro de un cilindro lleno de aceite, lo que genera resistencia y disipa la energía del impacto.
Características principales:
- Excelente capacidad de absorción para terrenos urbanos.
- Bajo mantenimiento y larga vida útil.
- Ofrecen una conducción cómoda y estable.
Amortiguadores hidráulicos con válvulas
Son una variante más avanzada de los hidráulicos convencionales. En este caso, el pistón es sustituido por un sistema de válvulas que regulan el flujo del aceite, optimizando la amortiguación según la presión ejercida por el vehículo.
Características principales:
- Mejor capacidad de ajuste ante distintos niveles de carga.
- Mayor control en curvas y frenadas bruscas.
- Se encuentran en automóviles de gama media y alta.
Amortiguadores mecánicos
Son menos comunes en vehículos modernos, pero se emplean en vehículos pesados y de baja velocidad. Funcionan mediante un resorte y una palanca que absorben la energía del movimiento del vehículo.
Características principales:
- Robustez y resistencia para vehículos de trabajo.
- Adecuados para maquinaria agrícola e industrial.
- No requieren fluidos internos para su funcionamiento.
Amortiguadores ajustables
Este tipo de amortiguador permite al conductor modificar la rigidez de la suspensión según el tipo de manejo y las condiciones de la carretera. Son muy utilizados en vehículos deportivos y de alto rendimiento.
Características principales:
- Personalización de la conducción según las necesidades del usuario.
- Mejor respuesta en circuitos y carreteras irregulares.
- Comunes en autos de competencia y tuning.
Amortiguadores de fricción
Utilizan un sistema de discos y almohadillas para disipar la energía del movimiento. Aunque no son tan comunes en automóviles modernos, todavía se emplean en coches de carreras y motocicletas deportivas.
Características principales:
- Respuesta rápida y directa en altas velocidades.
- Construcción ligera y eficiente.
- Mayor resistencia a condiciones extremas.
Amortiguadores de doble tubo
Son los más utilizados en la actualidad. Están compuestos por dos cámaras de aceite; una para la absorción de impactos y otra que actúa como reservorio. Se dividen en dos tipos:
- Doble tubo presurizado: contienen nitrógeno comprimido para evitar la cavitación del aceite y otorgan mejor rendimiento en caminos irregulares.
- Doble tubo no presurizado: más económico y de fácil mantenimiento, y ofrece mayor comodidad en conducción urbana.
Cómo funcionan los amortiguadores
Los amortiguadores operan bajo un principio fundamental: controlar el movimiento del vehículo y disipar la energía generada por las irregularidades del camino. Cuando un automóvil se desplaza, su suspensión absorbe los impactos provocados por baches, desniveles o cambios en la superficie.
Sin un sistema adecuado para regular estas oscilaciones, el vehículo rebotaría incontrolablemente, afectando tanto la estabilidad como la seguridad en la conducción.
Para evitar esto, los amortiguadores transforman la energía cinética de los movimientos bruscos en calor, disipándola a través de un fluido interno.
Este proceso permite que el vehículo mantenga el contacto adecuado con el suelo, reduciendo la sensación de inestabilidad y garantizando una conducción más segura y cómoda.
El funcionamiento de los amortiguadores depende de su estructura interna. En su diseño básico, cuentan con un pistón que se mueve dentro de un cilindro lleno de aceite o gas. A medida que la suspensión se comprime o se expande, el pistón desplaza el fluido a través de pequeñas válvulas que regulan el flujo y la resistencia del movimiento.
Gracias a su capacidad para absorber impactos y estabilizar la suspensión, permiten un manejo más preciso y eficiente, asegurando que el automóvil responda adecuadamente ante cualquier condición del camino.
Cómo ampliar la vida útil de los amortiguadores
Los amortiguadores son un componente esencial del sistema de suspensión de un vehículo, y mantenerlos en buen estado es clave para la seguridad y comodidad en la conducción.
Para prolongar su vida útil y evitar reemplazos prematuros, es fundamental seguir una serie de recomendaciones:
Realiza mantenimiento preventivo regular
Uno de los aspectos más importantes para garantizar la durabilidad de los amortiguadores es llevar a cabo inspecciones periódicas y brindar mantenimiento preventivo.
Se recomienda revisarlos cada 20,000 kilómetros, prestando especial atención a signos de desgaste, fugas de aceite, daños visibles o ruidos anormales.
Estas señales pueden indicar que los amortiguadores están perdiendo efectividad y requieren mantenimiento o sustitución. Además, es fundamental seguir las especificaciones del fabricante.
Generalmente, el reemplazo de los amortiguadores se recomienda entre los 80,000 y 100,000 kilómetros, aunque esto puede variar según el tipo de vehículo y las condiciones de uso.
Mantén en buen estado el sistema de suspensión
Los amortiguadores no trabajan de manera aislada, sino que forman parte de un sistema más amplio que incluye resortes, rótulas y bujes. Si alguno de estos componentes presenta fallas, el desempeño de los amortiguadores se verá afectado, reduciendo su efectividad y acelerando su desgaste.
Por ello, es esencial realizar revisiones integrales de la suspensión y atender cualquier anomalía a tiempo, con el objetivo de prevenir cualquier tipo de falla mecánica o que las reparaciones sean mucho más costosas.
Limpia los amortiguadores periódicamente
Con el paso del tiempo, los amortiguadores pueden acumular polvo, barro y residuos que afectan su funcionamiento.
Para evitar que la suciedad se convierta en un problema, es recomendable limpiarlos ocasionalmente con un paño húmedo, eliminando cualquier acumulación de residuos que pueda obstaculizar su desempeño.
Utiliza aceite de calidad
El aceite dentro del amortiguador es crucial para su correcto funcionamiento, ya que facilita la absorción de impactos y garantiza un desempeño óptimo.
Usar un aceite de mala calidad o con propiedades inadecuadas puede acelerar el desgaste del sistema y comprometer su eficiencia. Por ello, es importante utilizar aceites recomendados por el fabricante y asegurarse de que el nivel y la viscosidad sean los adecuados.
¿Qué ocurre si conduzco con los amortiguadores rotos?
Conducir con amortiguadores en mal estado no solo compromete la comodidad del viaje, sino que representa un riesgo significativo para la seguridad del conductor, los pasajeros y otros vehículos en la carretera.
Unos amortiguadores dañados afectan la estabilidad del automóvil, la eficiencia de los frenos y el rendimiento general del vehículo. A continuación, te explicamos las principales consecuencias de circular con amortiguadores rotos o desgastados.
Mayor riesgo de accidentes
Los amortiguadores ayudan a mantener un contacto constante entre las llantas y el suelo, lo que es esencial para una conducción segura.
Cuando fallan, el vehículo se vuelve inestable, especialmente en situaciones como frenadas bruscas o curvas cerradas, aumentando significativamente el riesgo de perder el control y sufrir un accidente.
Disminución del rendimiento de los frenos
El sistema de frenado depende de que las ruedas mantengan contacto firme con la carretera para funcionar correctamente.
Si los amortiguadores están en mal estado, las ruedas pueden rebotar o despegarse del pavimento, reduciendo la capacidad de frenado y aumentando la distancia necesaria para detener el vehículo.
Incremento en el consumo de combustible
Unos amortiguadores en mal estado hacen que el vehículo pierda eficiencia aerodinámica y energética.
Al no absorber correctamente los impactos y movimientos del terreno, el motor debe trabajar más para compensar las irregularidades de la carretera, lo que se traduce en un mayor consumo de combustible.
Desgaste prematuro de otros componentes del vehículo
El mal estado de los amortiguadores no solo afecta la conducción, también provoca un desgaste acelerado en otros sistemas del vehículo.
La suspensión, la dirección, los neumáticos e incluso el motor pueden sufrir daños debido a la falta de estabilidad y control. Con el tiempo, esto puede generar averías costosas y comprometer la vida útil del automóvil.
Mayor impacto en carreteras en mal estado
Si sueles transitar por caminos con baches, desniveles o superficies irregulares, los amortiguadores defectuosos agravan aún más la situación. El impacto contra los obstáculos de la carretera se vuelve más severo, causando daños estructurales en el chasis y aumentando la fatiga de los materiales del vehículo.
¿Los amortiguadores delanteros y traseros son iguales?
Muchos conductores asumen que los amortiguadores delanteros y traseros son idénticos, pero en realidad, existen diferencias clave entre ambos. Estas responden a la carga que soporta cada eje y a las necesidades específicas de estabilidad y rendimiento del vehículo.
Diferencias en función de la carga y el diseño del vehículo
Los amortiguadores delanteros suelen ser más robustos y resistentes, ya que la parte frontal del automóvil soporta un peso considerable por el motor, la dirección y otros componentes mecánicos esenciales.
Su diseño permite absorber impactos fuertes y garantizar una conducción estable, especialmente en maniobras a altas velocidades. Además, juegan un papel fundamental en el control de la dirección, ya que están integrados con el sistema de suspensión delantera.
Por otro lado, los amortiguadores traseros cumplen una función diferente. Aunque no soportan el peso del motor, son esenciales para mantener la estabilidad del vehículo, especialmente en curvas y terrenos irregulares.
Además, ayudan a equilibrar el peso de los pasajeros y la carga en el maletero. Dependiendo del tipo de suspensión trasera, estos amortiguadores pueden variar en diseño y características, adaptándose a las necesidades específicas de cada modelo de coche.
Comprender que los amortiguadores delanteros y traseros no son intercambiables es crucial al momento de reemplazarlos. Instalar un tipo incorrecto puede afectar el rendimiento del vehículo, comprometiendo la estabilidad, el confort y la seguridad en la conducción.
Por ello, siempre es recomendable seguir las especificaciones del fabricante y realizar un mantenimiento adecuado para garantizar su óptimo funcionamiento.
Cómo saber si necesitas cambiar los amortiguadores
Los amortiguadores son una pieza clave en la seguridad y estabilidad de tu vehículo, por lo que es fundamental mantenerlos en buen estado.
En general, se recomienda sustituirlos entre los 80,000 y 100,000 kilómetros, dependiendo del tipo de conducción y las condiciones de la carretera.
Sin embargo, no siempre es fácil detectar cuándo ha llegado el momento de reemplazarlos, por ello, vamos a conocer algunas señales que pueden indicar un desgaste excesivo en los amortiguadores.
Desgaste de neumáticos
Si notas que la banda de rodadura se deteriora de manera desigual o presenta zonas más gastadas que otras, podría ser una señal de que los amortiguadores ya no están absorbiendo correctamente las vibraciones y golpes de la carretera.
Distancia de frenado
Si sientes que el coche tarda más en detenerse, especialmente en superficies mojadas, es posible que los amortiguadores no estén proporcionando la estabilidad necesaria para un frenado eficiente.
Pérdida de control en curvas
Si el vehículo tiende a inclinarse demasiado al girar o sientes que se desliza en carreteras mojadas, los amortiguadores podrían estar desgastados y no estar brindando la tracción adecuada.
Además, si el volante vibra en exceso, sobre todo al conducir a velocidades más altas, es posible que la suspensión no esté funcionando correctamente.
Eje trasero
Otro síntoma a tener en cuenta es que el eje trasero se hunde al acelerar. Esto ocurre cuando los amortiguadores ya no pueden absorber correctamente los cambios de peso, afectando la estabilidad del vehículo.
Si conduces de noche y notas que los faros deslumbran más de lo normal a otros conductores, puede ser una señal de que la parte delantera del coche se eleva demasiado debido a la falta de amortiguación.
Fugas de fluido hidráulico
Finalmente, una de las señales más claras es la presencia de fugas de fluido hidráulico en los amortiguadores.
Si notas manchas de aceite cerca de las ruedas o en la parte inferior del vehículo, es probable que los amortiguadores estén dañados y necesiten ser reemplazados de inmediato.
¿Por qué debo cambiar los amortiguadores?
Los amortiguadores, junto con los neumáticos y los frenos, forman el "triángulo de la seguridad", ya que son esenciales para la estabilidad, el control y el rendimiento del sistema de frenado del vehículo. Tenerlos en buen estado es clave para una conducción segura, especialmente en curvas o a altas velocidades.
Cuando los amortiguadores están desgastados, la distancia de frenado puede aumentar hasta un 35%, poniendo en riesgo la seguridad en la carretera.
Además, su mal funcionamiento acelera el desgaste de otras piezas importantes, como rótulas, soportes y neumáticos, lo que puede derivar en reparaciones costosas.
Algunos datos extra sobre los amortiguadores
Existen algunos datos extra que se pueden tomar en cuenta para comprender un poco mejor el tema de los amortiguadores. Vamos a conocer algunas de las dudas más recurrentes.
¿Se puede cambiar solo un amortiguador?
Sí, es posible cambiar un solo amortiguador, pero no es lo más recomendable; lo ideal es reemplazar ambos amortiguadores del mismo eje (ya sea los dos delanteros o los dos traseros) al mismo tiempo.
Esto garantiza un equilibrio adecuado en la suspensión, prolonga la vida útil de las piezas y mantiene la estabilidad del vehículo. Además, muchos fabricantes ofrecen garantías solo si el reemplazo se realiza en pares.
¿Es necesario cambiar las bases y los cubrepolvos junto con los amortiguadores?
No siempre es obligatorio cambiar las bases y los cubrepolvos cuando se reemplazan los amortiguadores. Si estas piezas están en buen estado, pueden reutilizarse sin problemas.
Sin embargo, si notas desgaste o daños, es recomendable hacer el cambio para asegurar un mejor funcionamiento y mayor durabilidad del sistema de suspensión. Si tu presupuesto lo permite, es una inversión inteligente que evitará futuros problemas mecánicos.
¿Todos los vehículos llevan los mismos amortiguadores?
No, cada vehículo tiene amortiguadores diseñados específicamente para su peso, tamaño y rendimiento. Instalar amortiguadores incorrectos puede afectar la estabilidad, la seguridad y la comodidad de conducción.
¿Cuántos amortiguadores tiene un coche?
Un automóvil estándar tiene cuatro amortiguadores, uno en cada rueda. Dos se encuentran en el eje delantero y dos en el trasero.
¿Qué amortiguadores son mejores: los de gas o los hidráulicos?
La elección entre amortiguadores de gas o hidráulicos depende del tipo de conducción y las necesidades del vehículo. Ambos cumplen la misma función de absorber impactos y mejorar la estabilidad, pero su diseño y desempeño presentan diferencias clave.
Los amortiguadores de gas ofrecen una respuesta más rápida y una suspensión más firme, siendo ideales para vehículos deportivos o conductores que buscan una conducción más estable a altas velocidades. Sin embargo, suelen ser más costosos y pueden generar una sensación de dureza en caminos irregulares.
Por otro lado, los amortiguadores hidráulicos están diseñados para priorizar el confort y la suavidad en la conducción. Son más económicos y adecuados para autos convencionales, pero requieren más mantenimiento debido a la posibilidad de fugas de aceite con el tiempo.
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